EL Grimorio Mimético/ Belaya Smert

 

Escrito en lengua muerta y en hojas mojadas de frustración, así describe una vieja leyenda la existencia de este grimorio que fue creado por un soñador que cazaba historias a través de sus ojos.

El cirio que guía a los que claman por el antropocentrismo moderado fue perseguido por perros de presa que eran aplaudidos por bufones y titiriteros de sangre amarilla.

Hojas de sabiduría pragmática, sin aquelarres y brebajes para hacer sortilegios.

Orden de las figuras en el tablero de ajedrez donde a los peones siempre están bajo los pies de los caballos y el jaque mate es definitivo ya que no existen segundas oportunidades.

“Amaras a tu prójimo como a ti mismo”, que equivocado estaba el profeta.

Erró en su consejo o no se atrevió a decir: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo siempre que el te ame”.

Eres el dueño de tu pasado pero no de tu futuro. No intentes cambiar el futuro ya que futuro es y como tal no existe, ¿verdad? El presente es lo importante en tu lucha por alcanzar el nirvana del mimetismo, la sabiduría.

Los iguales que te rodean son carne para degustar ya que suelen ser elementos marcados por la costumbre o por los ideales absurdos de descerebrados que buscan saciar su apetito de banalidad y aplacar su ego mas sanguinario.

Odia con toda tu alma a tu enemigo pero que tu odio no sea la mejor de sus armas.

Busca el placer donde creas que esté, sin miedo a los que temen buscar el placer eterno en el laberinto del Minotauro.

Altera la energía de tus coetáneos para crear con ella una aurora boreal que ilumine la noche perpetua en la que viven los supuestos impuros.

No creas en la pureza de la sangre. El ser que ocupa un espacio en el universo mimético no tiene ancestros de pureza ya que todos somos errores de intentos continuados de perfección. Todos somos fallos en la cadena de montaje de algo o alguien que por exigencias de la lógica o por simple casualidad los provoca.

Vive, sueña, llora, odia y sobre todo alimenta tu ser de sabiduría para que seas un fallo en la cadena de montaje necesario para el universo mimético. 

En el final de tus días ódiate por no conocer la verdad de tu existencia y muere mimetizado por tu única respuesta existencial obtenida.