viernes, 9 de marzo de 2012

La quimera de los malditos/Antonio Lopez Sierra




The Man Who Sold The World by Nirvana on Grooveshark

Hoy partió el tornillo de la muerte otro cuello dejando a la casta de los malditos sin uno de sus hijos.
Cada noche palpo con mis manos el cuello y con la punta de los dedos intento registrar las imperfecciones de mi nuca, sabedor del destino que me espera.

Descastados y hambrientos verdugos que con su falta de fuerza ejecutan a garrote con un tiempo tan largo como la eternidad. Tiempo de sufrimiento ante una muerte que parece no llegar.

Bocas abiertas de dolor y embadurnadas en sangre, aderezadas con saliva espumosa. Gestos de fuerza en la cara de aquellos verdugos, temidos por su gran fiereza para matar pero también por su lentitud de ejecución.
Verdugos captados de la inmundicia. Cuerpos lánguidos por falta de recursos. 

Rabos de lagartijas que no pueden girar el reloj sin hora del garrote.
Quiera dios que mi verdugo sea un mozo de porte apolíneo con poderosos brazos. Quiera dios que esos brazos me lleven a las valquirias con rapidez.

Anhelo el dulce sabor de la pólvora que acompaña una bala cuando entra por la boca y revienta tus sesos. Grandiosa sombra en el suelo la de mi amada horca y deslumbrador destello el que genera la hoja de la rápida guillotina. 

Tatuado en el pecho un desdibujado “amor de madre” tenia el ultimo de los malditos que paso por la quimera giratoria. Tapado quedó con sangre aquel tatuaje y tapada de dolor aquella madre que vio morir a su hijo y sintió su balbuceo final tras un grito que se alejo en el infinito tras el giro discontinuo del verdugo.
Los malditos tenemos la suerte de saber cuando seremos amortajados y como será nuestro ultimo aliento.
Seré amortajado por alimañas que se mofarán de mi rostro desencajado y mi cuerpo translucido y esquelético tras años divagando por el patio de la tumba carcelaria. 

Mi ultimo aliento lo daré sentado, mirando al infinito con los ojos fuera de las orbitas. Vomitare sangre y gritare como un cerdo por San Martín mientras mi asiento mortuorio se llena de heces.
La quimera de los malditos, destino retorcido por el abrazo ejecutor e inexpugnable del garrote.

2 comentarios:

  1. Antonio Lopez no deja de sorprendernos.Sin duda Valdes Leal tendria mucho que dibujar sobre esto.

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  2. CADA DIA QUE PASA TENGO MAS CLARO MI DESTINO. QUIERO SER VERDUGO.

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